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Las dificultades con la comida hablan de nuestro mundo emocional. Son síntomas que nos avisan de la existencia de conflictos internos y ponen de manifiesto dificultades con la expresión de lo que sentimos.
La práctica sistemática de regímenes alimentarios puede estar al servicio de una necesidad de castigo, más que de una idea de proteger la salud.
La obesidad puede representar el amor a otro y una forma de desamor hacia uno mismo: puede estar escondiendo una vinculación patológica con alguien.
Negarse a comer puede ser un intento de afirmarse internamente o una forma de expresar que la vida no tiene sentido si falta el alimento afectivo; puede esconder una tristeza o ser un modo de llamar la atención.
Comer de forma compulsiva y descontrolada sirve, por lo general, para aliviar o reducir la angustia.
Desamor, abandono, culpa, rabia, celos, rivalidad, angustia o tristeza son algunos de los sentimientos que pueden estar intentando expresarse a través de los conflictos con la alimentación.
*Cuando el espíritu se silencia, el cuerpo habla; cuando nuestra boca no pronuncia lo que sentimos, traga para aliviar la tensión emocional. Detenernos a pensar qué nos ocurre y ponerle palabras puede ayudarnos a contener el ansia de comer*
– Isabel Menéndez –