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A la mayoría de nosotros lo que nos duele, angustia, desconcierta y limita es la cárcel de las creencias que coartan nuestras primigenias ansias de libertad. Ese límite o creencia (modelo educacional) es el que nos corta la respiración y encoge nuestra musculatura (miedo) en un claro signo de protección para no sentir dolor; con el tiempo es el causante de que nuestro cuerpo enferme.
Lo primero que hacemos cuando tenemos miedo es cortar la respiración al tiempo que encogemos nuestra musculatura. ¿Resultado?:
El cerebro es el órgano que más oxígeno consume para poder vibrar en armonía con nuestros deseos y anhelos primarios de libertad (felicidad); dichos anhelos, para mí, son los representantes de nuestras funciones cognitivas. Así que un cerebro mal oxigenado es un cerebro con una baja vibración. Donde no hay oxígeno (vida) hay necrosis (muerte). Nuestros anhelos primarios de libertad y felicidad (nuestro niño pequeño) quedan anulados o enterrados por falta de oxigeno, de vida, al recibir la orden y el rechazo a lo que estamos siendo y haciendo. Es en este punto donde empieza a gestarse la enfermedad física que con los años se manifestará o no y que podemos detectar gracias a nuestras resistencias al cambio. Con razón los romanos tenían claro que una mente sana redunda en un cuerpo sano: mens sana in corpore sano.
QUE SON LAS RESISTENCIAS, COMO IDENTIFICARLAS Y QUE PAPEL TIENEN EN NUESTRA VIDA?
Las resistencias son creencias y las creencias derivan de momentos vividos, experiencias, donde de pequeños sufrimos algún tipo de mal trato.
En la actualidad la psico-neuro-inmuno-endocrinologia es la ciencia que estudia la conexión mente cuerpo, demostrando cómo un pensamiento negativo produce una baja vibración que a través de los neurotransmisores se envía al cuerpo provocando la muerte de células sanas. De hecho es justo lo que le ocurre a un organismo estresado y por lo tanto mal oxigenado.
LA BIOQUÍMICA DEL ESTRÉS (publicado en la web de natura)
Uno de los mayores inconvenientes, para ser suaves, que ejerce el estrés en el organismo, es el causado por la hormona cortisol en el buen funcionamiento del cerebro. Cuando una persona está altamente estresada o sufre de estrés crónico, a veces incluso sin saberlo, sus suprarrenales generan el temible cortisol causante del deterioro de la memoria y de la concentración.
El cortisol daña de tres maneras diferentes nuestro cerebro:
A- Obstaculiza la provisión que el cerebro debe recibir de glucosa, el combustible que le da potencia, dificultando el establecer nuevos recuerdos y acceder a los ya existentes.
B- Obstaculiza la actividad de los neurotransmisores
C- Permite que las neuronas reciban demasiado calcio. La presencia continua de dicho calcio, puede generar a lo largo del tiempo, radicales libres que provocan el mal funcionamiento de las neuronas y finalmente su muerte.
¿Cómo detectamos nuestro nivel de estrés?
Por la reducción de nuestra concentración en lo que hacemos y por lo olvidadizos que nos volvemos; es decir, el olvido continuo de cosas triviales como ¿dónde deje las llaves del coche? o ¿donde puse tal carpeta? o ¿dónde aparque el coche anoche? etc.etc. Es decir, el exceso de cortisol daña la capacidad cognitiva de procesar información a alta velocidad y daña a nuestra creatividad o agilidad creativa para resolver las cosas al momento. Nos vuelve más torpes.
La muerte de neuronas por exceso de cortisol repercute sobre todo en el sistema límbico, lugar donde reside el centro de la memoria, el hipocampo y la amígdala, así como el hipotálamo, el tálamo y la glándula pituitaria. Pero los más afectados por el cortisol son el hipocampo y la amígdala que curiosamente son los encargados de gestionar, el primero los recuerdos del pasado reciente y remoto, y la segunda es la encargada de procesar los recuerdos o información emocional. Para que entendamos la importancia del buen funcionamiento del sistema límbico: es la zona donde la mente se encuentra con el cuerpo; donde el sistema endocrino conecta directamente con el cerebro, donde el pensamiento se encuentra con la emoción. El sistema límbico y el neocortex trabajan unidos para formar los pensamientos y las emociones y así determinar las reacciones corporales físicas que estos generarán. Por lo tanto estamos hablando del “espacio” virtual donde se generan las depresiones, el cansancio, la falta de ilusión, la dispersión crónica, el déficit de atención, la mala memoria, los despistes persistentes, etc. etc.etc. Creo que queda clarito que cuidar de nuestro cerebro, protegiéndolo de situaciones estresantes, ideas estresantes, pensamientos estresantes y hábitos estresantes es lo primero que tenemos que practicar si queremos sacar el máximo rendimiento a tan potente maquinaria.
UNA BUENA PRAXIS RESPIRATORIA Y POSTURAL: CAMBIO DE HABITOS
El hábito de comer sano (sin grasas, sin azúcares refinados ni alimentos procesados, ni carnes rojas) mucha verdura, fruta y alimentos naturales, vitaminas, minerales y oligoelementos, es una de las maneras de contribuir a sus cuidados, así como el hábito de ser feliz y generar pensamientos que contribuyan a ello.
Por lo tanto, sí, podemos influir en nuestros estados de ánimo y mejorar enormemente la memoria y la concentración estimulando la liberación de diversos neurotransmisores. A todo lo arriba mencionado en cuidados, añadiremos ejercicio físico, que reporta oxígeno al cerebro y por lo tanto mayor riego sanguíneo; y practicar a diario el programa de técnicas de respiración y hábitos posturales sanos. En este punto cabe mencionar porque es tan importante una buena praxis respiratoria para el cerebro:
La acelticolina es el neurotransmisor más importante de la memoria. Un déficit del mismo es el causante de una deficiente concentración. La acelticolina se produce dentro de las neuronas por un complicado proceso químico que requiere oxígeno, glucosa y colina (principal ingrediente de la lecitina). La aportación de elementos nutritivos, junto con ejercicios de respiración, nuevos hábitos posturales y la conciencia del poder de nuestros pensamientos (nuevos hábitos de creencias), mejoran la carencia de memoria y concentración. Cuidarse hoy, repercute en la longevidad de nuestro cerebro y cuerpo y en la calidad de nuestra Presencia en el Planeta Azul.