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Breve historia sobre paciencia y amor
Cada mañana se levantaba sobre las 7 para preparar la comida de su “viejito”. verduritas con pollo hervido y arroz, o verduras con lentejas y arroz, ó verduras con pechuga de pavo a la plancha y garbanzos…
Lo solía sazonar con aceite de oliva y una píndula de aceite de bacalao para sus articulaciones. Con paciencia, que a veces perdía, limpiaba los pipis y popos que se le escapaban al pobre animal, y cuando ella perdía la paciencia con tanto recoger pipí y popó a todas horas, madrugadas inclusive, se recriminaba, lo que consideraba, su mal carácter.
Puro amor era lo que hacía cada mañana, puro amor al limpiar las necesidades que se le escapaban a su viejito de casi 19 años. Paciencia infinita, paciencia hija del amor.
Pero ella no lo veía así, no se veía así, tan sólo se fijaba en el momento en que perdía la paciencia y actuaba de malas maneras, cansada después de casi tres años de ser la cuidadora de un animal que muchos, habrían sacrificado; Trueno, que así se llamaba, no podía casi andar por una enfermedad que durante dos largos meses, ella estuvo medicando cada dos horas, aún cuando el animalito la mordía y marcaba muy agresivamente, por el mal sabor de la medicación y seguramente, por el miedo que sentía ante dicha situación. La vete, le había comentado que a los animales alfa, cuando les sucede algo así suelen tomarlo a mal, pues sienten que ya no pueden cuidar y proteger a sus amos. Pero nuestra heroína, logró salvarle la vida y buena parte de su movilidad.
Tres largos años de infinita paciencia, ternura y mucho amor pasaron, pero ella solo veía sus errores y su mal carácter cuando perdía los nervios.
¿Qué nos decimos a nosotros mismos?
En la sesión le pregunté: ¿Cuántas veces de pequeña te felicitaban por las cosas que hacías bien? ¿por lo amorosa que eras?
-Ninguna- fue su contestación
-Y cuántas veces te decían y castigaban por las que no hacías como ellos querían?
-Casi siempre estaba castigada y amonestada
Esta mujer no puede ver lo hermosa que es, el inmenso corazón que tiene. Aprendió a ver sólo, lo que hace mal, y como no, a reprenderse y juzgarse por ello, continuamente.
Admírate por como eres
¿Y tú?
¿Cuántas veces al día sólo tienes ojos para ver y juzgar lo que haces mal (según normas ajenas recuerda) y no ves lo que Sí haces bien (según tu instinto)?
¿Quién te ve y te valora por ello?
¿Cuántas personas no te ven y no pueden valorar tu paciencia, tu amor y tu ternura, que by the way, tú tampoco valoras y es algo inherente a tu manera de ser?
¿Te sientes valorada o te sientes ignorada y juzgada?
Y si te sientes ignorada y juzgada, ¿crees que ofreces al mundo tu mejor versión de ti misma? o por el contrario ¿acabas ignorando y juzgando a los demás?. El ignorado que ignora y el juzgado que juzga porque su paciencia y amor no tienen valor alguno, es ése “esto se hace y punto”; y a veces, ni tan solo hay consciencia de que se hace, y otras, lo escondemos de tal manera, que solo la mala leche, la rabia, la tristeza y el rencor tienen presencia en nuestros actos. ¿Te resuena lo que digo?
¿Dónde se encuentra nuestra paciencia y amor?
Pues te cuento un poco más: el subconsciente, lugar dónde habitan situaciones como la descrita más arriba, y que generan emociones de desvalorización inconsciente, delatan, gracias a nuestras posturas corporales y patrón respiratorio generadas por dichas emociones, delatan repito, el camino a seguir para transformar nuestro sistema de creencias limitantes, en creencias y actitudes empoderadoras que nos hagan Sentir lo que sí somos, en éste caso amor, paciencia y ternura. Es decir, eso que hacemos de manera inconsciente, que casi nadie valora y si lo hace, nosotras ni nos enteramos porque seguro que te dices:” va, me está haciendo la pelota ¿Qué querrá con tanto halago?”, eso vuelvo a repetir, eso eres Tú, eso es tu gran valor, ese valor es lo que vas a volver consciente en tu día a día, en tu momento a momento, gracias a la reeducación postural y respiratoria, a tu compromiso contigo misma para salir de ese círculo vicioso en qué estás instalada, sin querer estar instalada.
Entrena tu paciencia y amor con la reeducación postural
Porque si un pensamiento o emoción de miedo te cortó la respiración, te encogió el alma, el gesto y la musculatura, reeducando postura y respiración estas sanando tu alma y empoderando tu corazón, es decir, abriéndote al mundo. Y con el paso a paso que utilizamos en la metodología de la PP&R (Psicoterapia Postural y Respiratoria) integras todos estos cambios para siempre. El cambio se produce en un click postural y respiratorio (de 3 a 5 segundos) que la mente percibe muy bien y cuando dejas que ese click se integre en tu cuerpo, la mente, el cuerpo y el alma entienden y secundan que dejas atrás tu historia de víctima, para potenciar y magnificar lo que ya eres: paciencia, amor y ternura, eso que haces cada día sin tener consciencia de que lo haces.
Cómo llevar la paciencia y amor a tu día a día
Saber qué emociones o pensamientos limitantes hackean tu día a día es fácil, rápido y sin coste alguno.
Otra cosa es saber cómo llevar la práctica y el compromiso a tu vida cotidiana, que ya no es ni tan rápido y tampoco, sin coste alguno.
Te regalo una pista para saber uno de los “cómo hacerlo” de la metodología y paso a paso de la Psicoterapia Postural y Respiratoria, PP&R👇
🥁🥁OBSERVA tu postura corporal y tú patrón respiratorio. Ellos te lo están diciendo a gritos, y tú, sin enterarte.
Si quieres invertir en tu maravilloso proceso para dejar de ser oruga y materializar la mariposa que ya eres, desbloquear creencias que limitan tu salud emocional y por lo tanto tu salud física y financiera, no lo pienses dos veces: ponte en contacto conmigo.